Editorial de SEDRONAR al 29/08/06
La República Argentina presenta hoy una delicada situación desde el punto de vista sociocultural y económico que repercute en preocupación, angustia e inseguridad frente al común porvenir como sociedad.La angustia y el malestar generalizado, hace que muchos individuos, especialmente en etapas de cambios importantes y edades donde se deben tomar determinaciones relacionadas con el futuro, elijan caminos equivocados y nocivos.La adicción a las drogas es uno de esos caminos equivocados que operan en los individuos, jóvenes en su mayoría, como “puertas de escape” o “evasiones” de una realidad, muchas veces cruel, que no es asumida debidamente evitando a los agentes imprescindibles para la supervivencia psíquica y física en situaciones límite, casos en los que lo esencial es asumir y enfrentar el problema.Ante esta situación se hace absolutamente necesario fijar Políticas de Estado. Esto significa fijar los lineamientos básicos a partir de los cuales la Organización Estadual, entendiendo como tal a los tres poderes del Estado, normatiza y legisla sobre la materia en cuestión, en función de los intereses y el bien común de los ciudadanos y ciudadanas de la Nación.En el especifico caso de las adicciones, estas políticas de Estado deben orientarse en distintos sentidos de manera que, teniendo en cuenta lo multifacético del problema, dé respuestas acordes. El Observatorio Argentino de Drogas, que ésta gestión pondrá en marcha, es una de esas respuestas y una herramienta fundamental para planificar las políticas tendientes a reducir la demanda y controlar la oferta de drogas. La prevención, la asistencia al adicto y la lucha contra el narcotráfico son el trípode sobre el que debe basarse la política a implementar con el fin de erradicar uno de los problemas más graves y acuciantes que enfrentan nuestro país y el mundo. La prevención es el primer escalón de la escalera que significa la lucha contra el infierno del submundo de las drogas y su dependencia. Esto implica inculcar valores, dotar de herramientas de defensa y autovaloración ante la tentación de las drogas, tanto de las lícitas, o de venta legal como lo son el tabaco y el alcohol, como de las ilegales o estupefacientes tales como la marihuana, cocaína, LSD, heroína, etc. Por cada peso que se invierte en Prevención, se ahorran cuatro en Asistencia y Tratamiento del adicto.
Llegar a la asistencia del adicto, implica que, como sociedad hemos fracasado en primera instancia, en el primer escalón defensivo, la prevención, contra el infierno que significan las adicciones. No obstante, es un desafío cotidiano que debemos asumir, teniendo en cuenta que lo hacemos, en la mayoría de los casos, en inferioridad de condiciones respecto a lo que idealmente sería la asistencia de nuestros conciudadanos adictos, con el objeto de mejorar su calidad de vida.
La lucha contra el narcotráfico y contra la inconmensurable propaganda publicitaria de los productores de alcohol y tabaco es sin duda donde más se dejan ver las diferencias entre el poder económico del Estado y el de los traficantes y productores de drogas, tanto ilegales como legales. He aquí el gran desafío, asumir como sociedad que el problema es demasiado importante, demasiado complejo como para no responder con responsabilidad a la amenaza de semejante flagelo. Aún así, esta lucha desigual debemos asumirla con la madurez, la racionabilidad y la templanza que socialmente corresponde Debemos ser concientes que estamos enfrentando una nueva forma de esclavitud y la lucha que se plantea es despareja. Y así como la humanidad supo resolver aquel problema de la esclavitud en otros tiempos, con actitudes cívicas heroicas y resguardadas en legislaciones imperativas contrarias a que el hombre se convierta en lobo del hombre, debemos comprometernos a resolver esta nueva forma modalidad de esclavitud que representan las adicciones.También hoy tenemos TRAFICANTES, también hoy tenemos ESCLAVOS. Con el agravante que a diferencia que en otros tiempos, quien compraba un esclavo debía hacerse cargo de su manutención. Hoy, en esta nueva forma de esclavitud, es el esclavo el que por su indefensión y desprotección debe proporcionarse los medios necesarios para continuar bajo el YUGO de la dependencia de las drogas. En aras de ello, seguramente recurrirá a las más variadas formas, lícitas e ilícitas, de obtener los recursos para hundirse en la ciénaga de la muerte pensando, paradójicamente, que ese viaje es un viaje LIBERADOR, cuando en realidad es un viaje hacia su esclavitud física y psíquica y hacia su marginación y aún, su extinción como individuo.
Es nuestra tarea entonces, inculcar valores preventivos, dar los elementos y conocimientos necesarios para que los ciudadanos se sientan contenidos por el Estado. Eliminar el caldo de cultivo de la desigualdad social y la pobreza que la sustenta, atender con asistencia a quienes asuman su esclavitud y quieran liberarse realmente de ella, combatir a quienes trafican y por ende comprometen la vida y el futuro de generaciones de argentinos que se suman año tras año al circuito de la violencia y el delito por las adicciones. Legislar en consecuencia y responsablemente para sustentar nuestro accionar.Quiera Dios darnos la fuerza para poder lograrlo.
Llegar a la asistencia del adicto, implica que, como sociedad hemos fracasado en primera instancia, en el primer escalón defensivo, la prevención, contra el infierno que significan las adicciones. No obstante, es un desafío cotidiano que debemos asumir, teniendo en cuenta que lo hacemos, en la mayoría de los casos, en inferioridad de condiciones respecto a lo que idealmente sería la asistencia de nuestros conciudadanos adictos, con el objeto de mejorar su calidad de vida.
La lucha contra el narcotráfico y contra la inconmensurable propaganda publicitaria de los productores de alcohol y tabaco es sin duda donde más se dejan ver las diferencias entre el poder económico del Estado y el de los traficantes y productores de drogas, tanto ilegales como legales. He aquí el gran desafío, asumir como sociedad que el problema es demasiado importante, demasiado complejo como para no responder con responsabilidad a la amenaza de semejante flagelo. Aún así, esta lucha desigual debemos asumirla con la madurez, la racionabilidad y la templanza que socialmente corresponde Debemos ser concientes que estamos enfrentando una nueva forma de esclavitud y la lucha que se plantea es despareja. Y así como la humanidad supo resolver aquel problema de la esclavitud en otros tiempos, con actitudes cívicas heroicas y resguardadas en legislaciones imperativas contrarias a que el hombre se convierta en lobo del hombre, debemos comprometernos a resolver esta nueva forma modalidad de esclavitud que representan las adicciones.También hoy tenemos TRAFICANTES, también hoy tenemos ESCLAVOS. Con el agravante que a diferencia que en otros tiempos, quien compraba un esclavo debía hacerse cargo de su manutención. Hoy, en esta nueva forma de esclavitud, es el esclavo el que por su indefensión y desprotección debe proporcionarse los medios necesarios para continuar bajo el YUGO de la dependencia de las drogas. En aras de ello, seguramente recurrirá a las más variadas formas, lícitas e ilícitas, de obtener los recursos para hundirse en la ciénaga de la muerte pensando, paradójicamente, que ese viaje es un viaje LIBERADOR, cuando en realidad es un viaje hacia su esclavitud física y psíquica y hacia su marginación y aún, su extinción como individuo.
Es nuestra tarea entonces, inculcar valores preventivos, dar los elementos y conocimientos necesarios para que los ciudadanos se sientan contenidos por el Estado. Eliminar el caldo de cultivo de la desigualdad social y la pobreza que la sustenta, atender con asistencia a quienes asuman su esclavitud y quieran liberarse realmente de ella, combatir a quienes trafican y por ende comprometen la vida y el futuro de generaciones de argentinos que se suman año tras año al circuito de la violencia y el delito por las adicciones. Legislar en consecuencia y responsablemente para sustentar nuestro accionar.Quiera Dios darnos la fuerza para poder lograrlo.
Secretario de Estado Dr. José Ramón Granero
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